Persigue tus sueños, cura tus heridas, sigue a delante. Si te
caes, que sea por que el suelo te pide un abrazo. Si retrocedes, que sea
para tomar impulso. Si lloras que sea de felicidad. Date de ostias con
quien te diga que tus sueños son imposibles, ríete de todo aquel que
intente hacerte daño. Escucha la canción de tu vida, ponle ritmo a tus
días. Marcate una meta, haz de cada día un mundo y de cada mundo un
lugar para ser feliz. Sonríe, sé fuerte, lucha, pelea por lo que
realmente te haga feliz. Si algo va mal, no te preocupes. Aprende de la situación. Después de la tormenta siempre viene la calma.
Recuerda, que no debes buscar la felicidad, ella ha de encontrarte a ti,
la felicidad no es una meta, si no un estilo de vida. La satisfacción
de llegar a la meta no te la quita nadie, pero la felicidad se encuentra
en el camino, en las pequeñas cosas, en el día a día, en cada persona
que te rodea
No hay comentarios:
Publicar un comentario